viernes, 15 de abril de 2011

EL NUEVO DÍA Y LOS ESTUDIANTES

Representar a los actores sociales es una de las tantas facultades inherentes al uso de la lengua, tanto en su versión oral como en su expresión escrita. Por esto, las conversaciones y los textos ofrecen variadas ideas en torno a grupos o personas que ejecutan acciones.

La prensa en general, y la prensa escrita en particular, no escapan a esta cualidad. Frecuentemente hacen alusiones a ciertos sujetos. Bien sea para otorgarles alguna importancia, destacando sus cualidades positivas, o para catalogarlos como actores negativos o nocivos para otros o el orden existente.

La edición del 8 de abril del periódico El Nuevo Día es ejemplar al respecto. Específicamente, la noticia referida a la movilización del día anterior manifiesta el planteamiento esbozado, en tanto le concede a los estudiantes de la Universidad del Tolima características negativas. En últimas, rasgos que atentan contra la armonía de la sociedad.

Esto es apreciable desde el sentido global que sugiere la noticia. Al detenerse en sólo un evento de una gran jornada, mas no en significado general de la misma, el periódico sesga su mirada en función de destacar los hechos violentos que atentan contra la orden y, de paso, representar a los actores (estudiantes) involucrados como los provocadores y subversivos.

De igual modo, las fuentes a las que apela (soportes de famosa objetividad), permiten destacar a unos como los buenos y a otros como los malos. En este caso, el policía referenciado figura con valores positivos, en tanto evade la posibilidad de confrontación con los estudiantes. Mientras tanto el joven consultado se torna negativo, por cuanto justifica la alteración del orden a través de la violencia.

En este mismo marco, las imágenes son cruciales. Siendo un apoyo que pretende ilustrar la noticia, las fotografías muestran a los estudiantes como los rebeldes y destructores. Por esto, los retratos se detienen en los estragos causados por la horda juvenil y su apariencia, la cual parece ser violenta.

Otro detalle que no se puede perder de vista es la sección en la cual se encuentra la noticia. Judicial, la página de El Nuevo Día dedica a informar lo conflictos sociales, alberga la nota en cuestión. Para la edición del 8 de abril, el periódico reportó, junto a “Disturbios en la Universidad del Tolima” tres noticias más, las cuales hablaban de delitos y los sujetos que los cometían. En suma de actores sociales con caracteres negativos. En este sentido, si son delincuentes los que figuran en esa sección, entonces los estudiantes también son malos.

Por lo visto, todo indica que el periódico, al representar y reproducir una idea negativa de los estudiantes de la Universidad del Tolima, esta apoyando, de una u otra manera, la propuesta de reforma de la Ley 30, por cuanto –y parafraseando la sugerencia del diario– sería la única forma de extinguir el foco de resistencia y lucha que constituye la universidad publica

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